LED blanco o RGB
En algunos monitores (se cuentan con los dedos de la mano los modelos existentes), los LED encargados de la retroiluminación no son blancos, sino que van en grupos de tres: uno rojo, otro verde y uno azul. Es decir, son LED RGB en vez de W-LED (White LED, LED blanco).
Retroiluminación con triadas de LED RGB. © NEC Displays.
La retroiluminación LED RGB sí que supone una verdadera ventaja respecto a los W-LED y al CCFL, porque permite modular el color del blanco de fondo (el punto blanco, como suele decirse) en el propio hardware, evitando usar curvas por software, sean en la tarjeta gráfica o bien en el perfil de color del monitor.
Además, estos LED pueden ofrecer una gama de color muy amplia, pudiendo al final conseguir gamas similares e incluso superiores al espacio Adobe 1998.
Eso sí, como decía, los monitores que cuentan actualmente con esta retroiluminación son muy escasos y suelen ser de la gama más alta. Un ejemplo es el un NEC
Spectraview Reference 21 que mencionaba más arriba. Un caso excepcional son los DELL Precision M4600 y M6600, los únicos portátiles con pantalla LED RGB, que además es WG y con panel IPS, cosa que los equipara con los mejores modelos de sobremesa.
Calidad espectral: estándar o Wide gamut
Independientemente de si la retroiluminación es CCFL o LED, algunos fabricantes han conseguido tunear esta luz de fondo para que los primarios que la componen (tanto si ya están mezclados, en las CCFL o W-LED, como si no, en los RGB-LED) para que saquen mayor partido a color de los píxeles del panel y consigan una gama de color aún superior.
Estos monitores ya alcanzan una gama equiparable a la del espacio Adobe RGB 1998, y son muy, muy interesantes
para un fotógrafo. La ganancia real de color puede ser de un 30% con respecto al sRGB, cosa que asi sobre el papel parece poco, pero cuando se aprecia en vivo es espectacular.
Normalmente los monitores que llevan una retroiluminación de este tipo lo indican con términos como WG-CCFL o WG-LED.
Disposición: perimetral o matricial
He aquí otro de los puntos importantes: la disposición de los LED. En la mayoría de casos, éstos están ubicados en el perímetro del monitor, a modo de marco luminoso. Se colocan docenas alrededor de una lámina traslúcida que recoge esta luz y la difumina por toda el área del monitor. A este tipo de disposición se la conoce como Edge-LED (Led de contorno o perimetral) y es, con gran diferencia, la más extendida.
LEDs perimetrales. © OSLON.
Poco común es la matricial, y menos aún, la matricial dinámica, que consiste en una matriz de varias filas y columnas de LED colocados directamente detrás del panel, en vez de en el perímetro. En algunos de estos modelos (especialmente los Samsung), el funcionamiento es muy sofisticado, ya que puede analizar la imagen en tiempo real y reducir la intensidad en aquéllas áreas oscuras de la imagen. Esto les permite conseguir un negro de una profundidad asombrosa, y un contraste brutal (y además, del que nos gusta a los fotógrafos).
Contraste
El contraste de un monitor (ver glosario) es un factor muy importante para trabajar
con comodidad. Cuanto más alto sea, mejor representará la
realidad (cosa que los fotografos deseamos).
A todos nos gustaría
que el negro máximo sea muy profundo manteniendo el blanco en un brillo cómodo, que normalmente no suele hacer falta que supere las 150 Candelas/m2.
Los CRT alcanzaban valores altos de alrededor de 1000:1, gracias
a un negro intenso y un blanco bastante cómodo. Esta combinación
funciona muy bien, pues a los fotógrafos nos interesa trabajar
en condiciones de luz tenue (en la sala de retoque) para sacar el mejor
provecho de la pantalla. Las TFT llevan años intentando igualar ese valor, y parece que en 2012 podrían definitivamente igualarlo o superarlo.
El punto negro (el negro máximo del monitor) suele ser peor en los TFT que
en los CRT, debido principalmente a que es un negro que se forma por ennegrecimiento
de los píxeles, pero con una retroiluminación que está constantemente
encendida. Prueba lo siguiente: pon la pantalla completamente
negra en tu TFT (haz clic aqui y maximiza la ventana a pantalla completa o, si lo prefieres, crea un documento
negro en Photoshop y oculta todas las herramientas y menús), deja
la habitación totalmente a oscuras y verás que el negro
no es ni muy intenso ni tampoco uniforme a lo largo y ancho de la pantalla.
Un monitor moderno de gama alta, con una imagen negra en una habitación a oscuras.
De todos modos, con algunos monitores de panel S-PVA se están consiguiendo negros muy potentes
(como el del EIZO ColorEdge CG241W) que ya rivalizan con los de los buenos CRT.
También, en algunos casos se consigue este negro gracias a una retroiluminación de matriz con control dinámico, lo que suena fantástico, pero no tengo muy claro cómo afectaría esto a la gestión del color...
En cambio, el punto
blanco es cada vez más brillante en las pantallas TFT, con
valores de entre 250 y 400 cd/m2, lo que resulta absolutamente desorbitado
para los fotógrafos. Los monitores CRT rara vez ofrecían
valores de más de 180 cd/m2 (que ya resultan elevados). Esto permite a los TFT conseguir valores de contraste no dinámico que empiezan a estar a la altura de los buenos CRT, aunque no siempre con un brillo de blanco moderado.
No te dejes llevar por los altos valores de contraste que anuncia la publicidad, especialmente cuando resultan asombrosos (incluso mayores a 1,000.000:1), porque típicamente se trata de valores muy falseados. Lo que hacen es medir el contraste dinámico, es decir: el conseguido midiendo el blanco con el brillo al máximo y el negro, con el brillo al mínimo. Asi cualquiera consigue valores estratosféricos, ¿verdad?
Para que te hagas una idea de los valores que se alcanzan realmente:
con muchos modernos monitores TFT, estando calibrados,
el brillo se queda alrededor de las 100 cd/m2 y el negro sobre 0,5, lo
cual nos deja un contraste de 100/0,5 = 200:1, que está muy por
debajo de lo anunciado (y en el caso de pantallas normales o portatiles es mucho peor).
Resumen final de calibración
de un CRT profesional.
Contraste > 900:1 |
Resumen calibración TFT profesional.
Contraste 111:1 |
|
|
En estos gráficos, extraídos de la pantalla
con el resumen de datos final después de calibrar con un i1 Display2,
puedes ver que la luminancia mínima (el punto negro) es de 0,1
en el CRT y de 0,8 en el TFT, mientras que la máxima es practicamente
igual (92,8 en el CRT y 88,8 en el TFT). Esto nos deja un contraste de
más de 900:1 en el CRT frente a los 111:1 del TFT... (por cierto,
un LaCie 321 (equivalente a un NEC 2180UX) que anunciaba en la publicidad
un contraste de 500:1).
Uniformidad de la pantalla
Es, quizás, uno de los aspectos más desconocidos.
Para un aficionado no tiene mucha importancia, pero para un profesional,
especialmente los que trabajan en publicidad, es esencial.
Una pantalla es uniforme cuando al mostrar un único tono que llena
la pantalla se aprecia absolutamente homogéneo. En los CRT era sencillamente imposible de ajustar (excepto en algunos modelos de muy alta gama, como los Barco), pero en las pantallas TFT puede hacerse por software.
En esto los fabricantes NEC, EIZO y QUATO llevan la delantera, pues sus modelos
de gama alta van equipados con un sistema (llamado "ColorComp"
en el caso de NEC, concretamente) que homogeiniza toda la pantalla. Se
basa en medir las pantallas en fabrica una a una para detectar las irregularidades
e introducir una correccion en el software del monitor, de forma que aquellas
áreas más claras se igualan oscureciendo ligeramente los
píxeles, lo que consigue una homogeneidad asombrosa.
Compruébalo
tú mismo:
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