NIKON FE

La pequeña Nikon FE es una de esas cámaras que aparentan muy sencillas y que luego sorprenden gratamente por su facilidad de uso, comodidad y alguna que otra sorpresa más. Sin entrar directamente a comparar, la verdad es que externamente se parece mucho a la famosísima FM-2, pero internamente no tanto. Se trata de una cámara robusta, de manejo casi totalmente manual, pero con obturador controlado electrónicamente.

El cuerpo

La Nikon FE tiene un cuerpo a la antigua usanza, es decir, todo metal, tanto por dentro como por fuera. El que un cuerpo esté totalmente realizado en metal es algo que los profesionales aprecian mucho, primero porque resiste mejor los golpes que pueda recibir en el dia a dia. Pero también porque la robustez del metal garantiza el perfecto paralelismo y separación exacta que debe haber entre la montura del objetivo (y en definitiva del objetivo) y el plano de la película. Con cuerpos de plástico y objetivos relativamente pesados (sobre todo si no se sostienen adecuadamente tanto a mano como en trípode), el peso del objetivo puede hacer ceder ligeramente la montura y perder este paralelismo.

La disposición de los mandos es totalmente lógica y "estandarizada" en las manuales. En la parte superior derecha se encuentran el disco de velocidades con un rango desde 8" hasta 1/1000, siendo todas controladas electrónicamente, lo que implica el uso de una pila, pero eso sí, de botón. Como grata sorpresa, cuenta con una velocidad totalmente manual a 1/90 de segundo que nos da la seguridad de saber que está ahí "por si acaso", aunque las pilas de botón duran mucho y no cuesta nada llevar una de repuesto en la bolsa.

La velocidad sincro es de 1/125, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta el segmento al que estaba dirigido esta cámara y la antigüedad que tiene. El disco además es de los pocos que se pueden manejar con el dedo indice con una comodidad y suavidad poco común en su segmento.

Además de la posición "B" como es lógico, tiene prioridad de diafragma como único automatismo, cosa que se agradece bastante y que bien utilizado suple la falta de un modo programa y una prioridad de velocidad. Cuando fijamos el disco en la posición "Auto", éste queda bloqueado y pudiendo desbloquearse oprimiendo el pequeño botón situado en el centro del mismo disco.

La palanca de avance de la película, que en principio no tiene nada de especial, permite bloquear el botón disparador cuando está totalmente plegada, cosa que no todas las cámaras manuales tienen, pero que todas deberían tener, porque es posiblemente el seguro-interruptor más cómodo y efectivo que hay, ya que nunca se olvida uno de conectarlo ni de desconectarlo.

Junto a ésta palanca tenemos el pulsador para efectuar multiexposiciones también magníficamente diseñado para utilizar sin tener que recurrir como siempre a palanquitas escondidas ni botones "empotrados" que requieren de uñas para poderse utilizar. Tan sólo hay que tirar "hacia atrás" de él y cargar de nuevo el obturador. Por supuesto se puede utilizar todas las veces que se quiera para hacer, no doble sino multiexposición.

En medio del disco de velocidades y la palanca de avance se encuentra el botón disparador –que incorpora rosca para cable disparador manual- y la ventanilla que muestra el número de fotogramas.

En el lado izquierdo del pentaprisma está ubicado el conocido disco de sensibilidades, marcado en tercios desde un ISO 12 hasta un ISO 4000. Para ajustar la sensibilidad, hay desbloquearlo pulsando el correspondiente botón situado junto al disco. La verdad es que es un tanto complicado de desbloquear porque el botón es muy pequeño y está en una situación un tanto dificil. Desde el mismo disco se accede a la compensación, que tiene un ajuste en medios pasos desde –2 hasta +2.

En el dorso de la FE, a la altura del disco comentado hay una pequeña palanca que al verla se pregunta uno para que debe servir semejante mando. Pues curiosamente no es otra cosa que un original comprobador de pilas, que se ilumina al pulsarlo si la pila tiene carga suficiente.

En el frontal nos espera una grata sorpresa: incorporado al autodisparador tenemos un cierre de espejo. Al comenzar la cuenta atrás el espejo sube, se espera ahí hasta que el obturador dispara y entonces retorna a su posición normal. Es una combinación de extraordinaria utilidad. Normalmente cuando se quiere la máxima nitidez se requiere del cierre de espejo para minimizar las vibraciones que éste induce sobre la cámara y normalmente se utiliza combinado con cable disparador o autodisparador. He aquí la gran utilidad: combinado con un autodisparador de poca duracion (2-4 segundos). Curiosamente es una característica que la casa Nikon inexplicablemente ha dejado de incorporar a sus modelos modernos - ni siquiera como función personalizada- y que es imprescindible en una cámara profesional o de gama alta y muy útil en cualquier caso. Lo más incomprensible es que con lo fácil que es añadir una función más que no requiere de ningún mecanismo específico para ello, no lo hayan hecho ya.

Junto a la palanca del autodisparador, se sitúa la palanca de comprobación de la profundidad de campo, también fantásticamente diseñada, ya que no hay que ejercer gran presión sobre ella para poder cerrar el diafragma y no hace ruido, cosa de la que adolecen los modelos modernos de la penúltima y última generación respectivamente.

Al otro lado del objetivo tenemos tan sólo el botón de desbloqueo del objetivo y el conector para flash del tipo PC estándar.

En la parte inferior vemos los contactos, tanto eléctricos como mecánicos para el motor de arrastre o winder, que sólo se encarga del bobinado, no del rebobinado.

El visor

Como es costumbre en la firma, es de muy buena calidad. Luminoso, grande, y con la información suficiente. En la parte superior de la imagen vemos el diafragma del objetivo, pero mediante un sistema de visión del aro del diafragma. Con los objetivos más antiguos no es posible esto ya que no llevan los números f impresos por duplicado en el aro, pero si no son muy antiguos, sí que lo llevan. En la parte lateral izquierda, hay una escala de las velocidades tal cual aparecen en el disco de velocidades, incluyendo la posición del automatismo y una aguja roja transparente nos informa que hemos seleccionado, mientras que otra negra (el exposímetro) nos indica el ajuste de la exposición. La ventaja de este sencillo sistema es que podemos ver rápidamente si un punto de la escena está a 2, a 3 o más diafragmas del gris medio, con sólo apuntar sobre él y mirar la escala. Para activar el exposímetro sólo hay que desplegar levemente la palanca de avance de la película que recordemos servía además para desbloquear el botón disparador. La pantalla de enfoque es luminosa, pero adolece de un ligero halo que produce una muy leve perdida de definición de la imagen en el visor, típica de las cámaras de su época y que en los modelos modernos se ha superado. Esta perdida de definición es, como digo, muy débil y solo se aprecia en comparación con una cámara moderna.

Conclusión

Muy buenas y muy bien combinadas son las características que nos ofrece la sencilla Nikon FE, que con su aspecto simplón sorprende por su fantástica ergonomía y acertadas prestaciones. Algunas de ellas, como comentaba más arriba no deberían haber quedado en el olvido, ya que las cosas buenas no deben cambiarse si funcionan, sino mejorarlas (si se puede) o dejarlas como están (si no se puede).

Así pues, la Nikon FE es una económica opción para un estudiante de fotografía, o un principiante que quiere aprender como se debe hacer, o sea, sin programas ni automatismos por doquier, pero con todo lo que de verdad se necesita. Para el profesional es una excelente opción como segundo cuerpo "de seguridad" o como cámara para viajes, pequeña, discreta, ligera y con todo lo necesario para trabajar sin limitaciones.

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