Con el XF, PhaseOne ha dado el gran salto, creando por primera vez un cuerpo de cámara propio a su gusto, en vez de utilizar los de la antigua Mamiya adaptados a sus respaldos. Y se nota: el cambio con respecto a estos últimos es total. No sólo en prestaciones y diseño, también en cuanto a los materiales utilizados. En vez de usar policarbonatos y otros materiales plásticos, ahora todo es metal (aluminio para más señas). La sensación de robustez es ejemplar; nada que ver con los modelos anteriores.
El cuerpo
El diseño también llama mucho la atención; se nota ese aire de diseño nórdico. Sobrio, elegante, sin esas formas tan redondeadas -casi aerodinámicas- de los diseños japoneses. Ahora es un diseño atemporal. Casi podría dejarse en una vitrina solo para ser contemplada…
A primera vista casi parece que su diseño sea demasiado «anguloso», pero lo cierto es que una vez en las manos se coge como un guante. Todos los botones están en su sitio correcto, y salvo alguna excepción (como el de encendido y apagado), no hay que hacer maniobras raras para poder utilizarlos. Los diales principales tienen tanto el tamaño como el tacto correcto. Personalmente quizás hubiera preferido que el dial delantero tuviera más recorrido con un solo giro, pero está bien así. El disparador tiene el tacto correcto y es muy rápido de respuesta, más que en los modelos anteriores.
En mi caso particular, tan solo la protuberancia que tiene en la empuñadura, a la altura del pulgar, me resultaba poco cómoda, pero es también es cierto que quizás se acentúa porque yo tengo las manos grandes.
El visor es excelente, y extraíble. Para retirarlo hay que deslizar un seguro que lleva en su lateral izquierdo, y cuesta un poco al principio.
Un detalle que me ha gustado mucho es que exista como opción un visor de cintura como los de antaño. ¡Que bien lucía el encuadre en aquellos visores! …y que pena que casi ninguna cámara moderna lo tenga.
Recuerdo con nostalgia tomar algunos paisajes con mi Zenza y el visor de cintura, con su lupa integrada; ¡que delicia! Está claro que hoy día el digital es superior, así como muchas otras cosas que llegaron con él, pero… ¿porqué prescindir de aquellas que funcionaban bien y tanto nos gustaban? Cosas como el visor intercambiable, el visor de cintura, la escala de profundidad de campo…
El volumen y el peso son considerables. Absténganse los amantes de las mirrorless y de ir por ahí con poco peso porque, a su lado, una D810 es ligera y hasta parece pequeña.
Manejo e interfaz
Tiene pocos botones físicos: tan sólo dos alargados junto a la pantalla superior, el de profundidad de campo y el de enfoque a la altura del pulgar (aparte de los consabidos diales y los del propio respaldo).
Una vez encendida la cámara, todo se puede controlar directamente sobre la pantalla superior porque ésta, sorprendentemente, ¡es táctil!
Al principio es un poco raro eso de manejar la pantalla superior tocando, pero al cabo de un rato se torna algo natural. ¡Bravo por PhaseOne! A veces los grandes avances son cosas como estas, que facilitan la interacción hombre-máquina, y no simplemente aumentar las cifras para mejores argumentos comerciales (mas megapíxeles, mas ISO, ráfagas más rápidas, etc…). Personalmente, estoy convencido de que los grandes avances en las cámaras vendrán (ya podemos ver algunas en los smartphones) con interfaces más avanzadas y mejor conectividad y no con más ISO o más MP.
Así pues, para cambiar el modo de exposición (por ejemplo, de A a M), basta con pulsar sobre la A para elegir con otro toque la M. Y listo. Otro tanto de lo mismo para la medición, el avance o la ISO.
Es muy curioso el modo «sismografo» que lleva incorporado. Realmente sorprendente. Resulta que la XF integra un sensor de vibración extremadamente sensible que te permite saber cuándo la cámara está realmente estable y lista para un disparo absolutamente nítido. Se accede a este modo deslizando el dedo de derecha a izquierda sobre la pantalla.
El sismógrafo es tan sensible que un ligero toquecito con la uña sobre una pata del trípode basta para que lo indique con un pico de vibración (¡!). Además, no solo actúa de indicador, también puede programarse para disparar solo cuando las vibraciones cesen (después de pulsar el disparador, claro).
Asimismo, uno de los últimos firmwares ha añadido un visor de nivel al conjunto, algo muy interesante cuando se quiere nivelar y no hay referencias claras, como en paisajes naturales.
La óptica
El tacto del 80mm f/2.8 que tuve ocasión de probar me pareció excelente. Realmente exquisito. Un extraordinario equilibrio entre suavidad, poca fricción (para no entorpecer el trabajo del motor de enfoque) y precisión. Entre eso y la escala clásica (y no por ello poco útil) de profundidad de campo (que casi parece abolida en la mayoría de ópticas de hoy día), me dejó un gran sabor de boca. Por supuesto, su nitidez es excelente y está perfectamente capacitado para resolver los 50MP del respaldo que probé.
El enfoque automático es una de las grandes mejoras que trae este modelo. Y realmente se nota enseguida. No solo es muy rápido y certero, sino que además no titubea. Al enfocar, no existe ese 2º movimiento final que muchas cámaras realizan para corregir. Es un único movimiento muy rápido. Y cuando se para, quiere decir que terminó su labor. No hay correcciones: el sujeto está perfectamente en foco. Eso quiere decir que no es necesario ese segundo (y tercero, y cuarto…) toque de disparador que muchos fotógrafos hacen como para asegurarse de que está bien, porque en realidad no están seguros de que hayan conseguido el enfoque perfecto a la primera.
Por cierto, que incorpora un iluminador de AF bastante potente, que puede funcionar incluso con cierta luz y hace su trabajo francamente bien.
Me ha gustado mucho el botón dedicado para el AF a la altura del pulgar, ya que permite separar el enfoque del disparo, facilitando el bloqueo de enfoque cuando éste está fuera del centro. Es algo que vengo usando en mis Nikon desde hace años.
El respaldo IQ350
El respaldo que probé es el nuevo IQ350, un modelo de 50MP de altísima calidad. Está fabricado siguiendo los mismos altos estándares de calidad que el cuerpo, y su diseño es una continuación asimismo. Los respaldos de la serie IQ3XX son los más avanzados, y pueden comunicarse totalmente con el cuerpo, así como dejarse controlar al completo por él.
El manejo es sencillo, aunque requiere un cierto aprendizaje hasta familiarizarse. Los menús son muy sencillos y moverse por ellos gracias a la pantalla táctil es una delicia, especialmente gracias al scroll (sí, eso de tirar enérgicamente de abajo a arriba para ver como la lista de opciones de desliza con suavidad varias «pantallas»). Cuando uno ve eso se pregunta qué narices esperan los grandes actores japoneses para entrar en escena con algo similar, y no tener que «arrastrarse» por interminables menús por sus cámaras, con la consiguiente pérdida de tiempo.
El respaldo lleva una batería propia y una tarjeta CF para poder funcionar de manera autónoma, algo que hasta hace no mucho no era posible. Incluso para un uso en plató, la batería ahorra muchos problemas, generalmente debidos a una falta de suministro eléctrico proveniente del ordenador vía Firewire. Son muy comunes los problemas con los iMacs y los antiguos respaldos sin batería, debido a que no entregan suficiente energía para su funcionamiento.
Una vez tomada una foto se presenta en la pantalla con información diversa. Una de las cosas más cool es poder hacer un doble toque para ampliar la imagen al 100%… ¡que delicia! Parece mentira que para hacer lo mismo en muchas réflex haya que pulsar el botón de lupa ¡hasta 7 veces! Y, por si fuera poco, tampoco indican en ningún momento en qué grado estás aumentando.
En fin, lo dicho: son mucho más necesarios los avances en estas áreas de interacción hombre-máquina que el aumento de prestaciones puras y duras. En este sentido, la mentalidad de los ingenieros europeos y americanos suele ser más abierta que la de los japoneses.
Junto a la imagen se puede ver el histograma y otras herramientas al gusto, como el aviso de sobreexposición o el aviso de foco (focus peak), algo realmente útil que algunas mirrorless ya incluyen. También se puede activar una curiosa herramienta que ‘colorea’ la escena con diferentes tonos para indicar su luminosidad, al estilo del clásico sistema de zonas. En definitiva, toda una lección de cómo concentrar la atención en lo esencial. Ni detección de rostros, ni de sonrisas, ni impresión directa en la impresora wifi… (¿alguien lo ha usado alguna vez?). Solo lo esencial, y bien puesto.
Calidad de imagen
La calidad de imagen es soberbia. No solo la definición es excelente, el contraste también es óptimo. Para probarla me acerqué hasta la plaza de Les Glories donde se puede disfrutar de una gran arquitectura. Allí pude tomar unas cuantas fotos procurando buscar imágenes con la mayor limpieza y sencillez compositiva. El nivel de definición es excelente, incluso a diafragmas medios-abiertos. Basta ampliar al 100% para deleitarse observando la exquisita nitidez a lo largo y ancho de sus 50 Mp.
Debido a que este respaldo tiene un pequeño factor de recorte que no estaba indicado en el visor (se ha de insertar una fina placa que hace el recorte visual), no fui consciente de ello hasta pasado un rato y cometí el error de tomar varias fotos pensando que capturaba el encuadre completo, lo que explica los errores compositivos.
Conclusión
En general, la nueva XF deja claro que está hecha para las manos y ojos más exquisitos. Un producto probablemente realizado sin un techo de precio, con el único objetivo de hacer, simple y llanamente, la mejor herramienta fotográfica en la faz de la tierra. La única capaz de brindar la posibilidad de conseguir hasta 80MP de pura calidad con una mano. Sin trípode, sin cables. Eso sí, su afortunado poseedor debe mantener una cierta forma física porque sujetar los dos y pico kilos que pesa durante horas acaba fatigando (bueno, también es cierto que la propia XF ayuda activamente a mantener esa forma, todo hay que decirlo). La recompensa, por otra parte, merece la pena.
Mi agradecimiento a Innovafoto, que gentilmente me prestó todo el equipo para poder probarlo con calma.
Hugo Rodriguez es un Certified professional by PhaseOne
Aclaracion: Innovafoto me prestó este equipo durante tres dias. No he recibido compensación económica alguna por el articulo ni tuve que pagar nada. Al acabar la prueba devolvi el equipo.