Las pantallas
Para la gestión del color lo primero que hicimos fue testear si los monitores que iban a comprar se podían calibrar correctamente tanto para uso fotográfico (el dibujo) como para video (la reproducción de clips animados). No había mucha variedad de monitores, pero sí diversos modelos.
Por un lado los dibujantes usaban Wacom Cintiq de 22″ y de 32″ (no estoy totalmente seguro del tamaño ni de los modelos, son aproximaciones, vaya). Los pequeños tenían realmente carencias en cuanto a la calidad de imagen, pero si realmente necesitas dibujar en la pantalla no hay muchas opciones en el mercado.
Los grandes eran mejores y se calibraban con un colorímetro propio de Wacom que no es más que una copia del de X-Rite (cosa que me parece un sinsentido, porque si ya tienes el de X-Rite tienes que pagar por él de nuevo), pero el software no iba del todo fino. Quedaba bien, pero no perfecto, y además es muy, muy lento.
Por otra parte la mayoría de dibujantes usaban tabletas Wacom (no monitores Cintiq) con monitores HP. Un HP Z32 como principal y uno de 24″ para las paletas. Curiosamente el de 24, sencillo y muy barato pero con panel IPS respondía bastante bien. El problema era el grande, que nos dio mucha guerra hasta conseguir calibrarlo bien. Por un lado solo se podía usar con el colorímetro de X-Rite. Sí, sí, has leído bien, con el de X-Rite y no el propio de HP (sí, HP también se apuntó al carro de la copia del colorímetro con pegatina HP). Total, que al final había que tener el mismo colorímetro por triplicado! Bravo por los tres fabricantes.
No sólo el software del Z32x es malo, sino que además da problemas constantemente con los permisos de instalación. No instala los drivers necesarios, no reconoce el monitor si no lo instalas previamente. No queda bien calibrado el punto blanco, hay que hacer correcciones manuales. No reconoce el monitor si no lo abres como administrador, cosa problemática en una empresa con restricciones en los ordenadores (te obliga a que este el informático contigo todo el tiempo). No crea el perfil despues de calibrar, sino que hay que hacerlo en otra operación posterior, y al terminar tampoco lo instala ni lo activa. En fin, un desastre.
Por último tenían unos pocos z27x (el ‘bueno’, el Dreamcolor de verdad) que hubo que calibrar con el colorímetro de HP esta vez. Nada que comentar sobre este monitor, del que ya he hablado en otras ocasiones.
En uno de los puestos de trabajo compraron un monitor BenQ para diseño (aunque realmente lo querían para fotografía) y nos quedamos todos sorprendidos (yo también, no lo conocía) porque por unos 400€ tenían un monitor de 27″ de resolución 4K que reproducía muy bien los colores sRGB y los videos.
En la sala de ‘dailies’ (donde se revisan diariamente los avances) había dos ordenadores con Wacom y HP pero la pantalla principal era una NEC de 88″ que tuve que calibrar y perfilar. Es una pantalla curiosa porque parece una TV pero el menú es una mezcla del de una TV y de un monitor. Nada que objetar, se comporta muy bien. Tan sólo hubo que hacer algunas modificaciones en la sala para evitar reflejos en la TV.
La sala de cine
Aqui viene lo interesante. El estudio tiene una sala de cine propia muy bien acondicionada donde poder revisar ya en detalle todo el trabajo, en condiciones iguales a las de un cine.
El proyector era un Christie DHD700-GS conectado a un amplificador A/V ONKYO y a su vez a un ordenador.
Después de calibrarlo la verdad es que me dejó un poco frio porque la respuesta de color no era nada del otro mundo. Es más, tenía algunas carencias notables, como por ejemplo la reproducción de magentas, que se desviaban mucho. Y además no tiene posibilidad de modificar estos colores individualmente. Todo y con eso el resultado se dió por bueno, y la verdad es que se veía bien.
Pero en la siguiente ocasión en que fui al estudio les comenté que comparando las mediciones con las de mi BenQ W1700 veía que este último superaba en rendimiento al Christie. La verdad es que se quedaron un poco «a cuadros», pero confiaron en mi palabra, y en la siguiente ocasión me presenté alli con un W1700 de alquiler para hacer una comparación directa.
Calibré ambos y los dejamos preparados para una comparación «cara a cara». Piensa que estamos hablando de un proyector de 10.000€ frente a uno de 1.000€…
Vinieron los «peces gordos» del estudio a revisar ambos proyectores y ver la diferencia y la opinión fue unánime: el BenQ ganaba de largo en definición. En cuanto a reproducción de color y a rango dinámico andaban más a o menos a la par, con una pequeña ventaja del BenQ en reproducción de color, gracias a sus grandes capacidades de calibración, que superan a las del Christie. Ahi es nada: David contra Goliat…
En cuestión de horas ya tenía su sitio fijo en la sala, aunque el Christie permaneció ahi, pero desde aquel momento, apagado:
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