En julio fui a Menorca a trabajar en el AISM (Arxiu de Imatge y So de Menorca) para hacer una revisión del flujo de trabajo y calibrar diversos dispositivos. Uno de los objetivos del AISM es digitalizar fotografías antiguas de la isla y mantener el archivo fotográfico más importante de Menorca. El archivo es del Consell insular, pero lo gestiona una empresa sin ánimo de lucro. El edificio es precioso, con unas escaleras de caracol muy fotográficas. Sus instalaciones son modestas, pero este año han podido actualizar equipos y ahora cuentan con flamantes monitores BenQ SW271 y CaptureOne, que personalmente les he recomendado.
Como nota curiosa, las chicas que lo gestionan me comentaban que ellas están encantadas con los nuevos BenQ, que se ven “impresionantes”, pero que tuvieron problemas para comprarlos porque desde el departamento de IT del Consell Insular les decían que “BenQ, ni hablar”. Seguramente porque desconocían el nuevo rumbo de la marca y la calidad de su gama profesional de fotografía y vídeo… Afortunadamente, nos dieron un voto de confianza y parece que ahora ya se han convencido.
La sala de capturas está pintada entera de negro para evitar cualquier reflejo indeseado lo que, además, le da un aspecto muy profesional y un toque misterioso. Aunque no es muy agradable para quien tenga que pasar muchas horas allí dentro, realmente es la mejor opción si lo que se quiere es evitar reflejos no deseados.
Comencé en esa sala calibrando el BenQ SW271 en un reluciente equipo nuevo y, salvo porque al principio faltaba el cable USB que conecta el monitor al PC (necesario para calibrar por hardware), todo fue sobre ruedas. Tal como esperaba, resultados a la altura de un monitor profesional.
Seguidamente pasamos a la cámara: una sencilla Nikon D5300 con un excelente Micro-Nikkor 60mm f/2.8, una óptica muy usada en estos ámbitos, montada sobre un pie de reproducción KAISER con dos luces simétricas. No es un cuerpo de cámara profesional, cierto, pero el sensor es excelente, y eso es lo que verdaderamente importa.
Con todo preparado hice el perfil utilizando una IT8-EGM para opacos y una IT8 de Colorraid para transparencias (en EGM no fabricamos cartas en película porque al tener que utilizar el mismo sistema fotoquímico, no ofrecería muchas ventajas con la competencia). Para fotografiar estas últimas tienen una caja de luz Kaiser que resultó no ofrecer una uniformidad en el mapa de iluminación a la altura de lo que se esperaba, pero afortunadamente con el sistema LCC de CaptureOne pude corregirlo por software muy bien.
Al final los resultados fueron excelentes, tal como esperaba. Y, sí, con una sencilla cámara APS-C de gama media se pueden conseguir muy buenos resultados porque lo que importa en definitiva es la calidad del sensor (excelente, como bien sabe todo el mundo puesto que en los últimos años Nikon está marcando la pauta en el mercado en ese sentido) y de la óptica. El resto viene con una buena iluminación y un perfil ICC muy fino para CaptureOne.
El resultado: un promedio de error de sólo DeltaE 2,14 (que es un valor que indica la desviación de color con respecto a la referencia, siendo 1,0 la perfección). Esto demuestra que con una gestión de color muy fina se consiguen resultados que hace tiempo sólo estaban al alcance de equipos mucho más caros.
Lógicamente hubo que crear perfiles distintos para opacos y transparencias, de forma que en función de qué se captura, se usa uno u otro perfil.
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