Este es el aspecto de todos los elementos de la caja una vez fuera:
El montaje es muy sencillo y no hace falta ni destornillador. De verdad, es realmente sencillo: se monta en escasos 30”. y A ello ayuda la guía visual que viene pegada al propio monitor:
Por detrás tiene dos entradas HDMI 2.0, una DisplayPort 1.4, un USB-C 3.1 que sirve tanto para la imagen como para datos, un USB3 de subida que sirve tanto para el hub incorporado, el lector SD y para poder calibrar por hardware y finalmente un USB micro para el mando externo.
Además tiene un puerto de auriculares (que sólo resulta útil si por ejemplo ves una película conectado a un blu-ray que no tenga). En el lateral tiene dos USB3 (alimentados) y un útil lector de tarjetas SD. Una de las pocas pegas es que estos conectores están ubicados de forma que son difícilmente accesibles desde delante.
Los botones siguen siendo físicos, continuando con la línea de la marca, lo cual es muy de agradecer, ya que los de tacto suave dan sensación de ambigüedad al pulsarlos, sobre todo al apagar o encender.
A diferencia del SW270C (analizado aquí) ahora el marco no es extrafino sino que retoma el diseño típico de la marca:
La visera, siguiendo con la línea de otros modelos, puede ajustarse tanto en posición horizontal como vertical, algo único en la industria. La visera viene plegada en una caja:
El montaje no es complicado pero tampoco tan obvio como el del propio monitor. Simplemente hay que mirarse las indicaciones y los códigos de cada pieza para saber si se usa en el montaje horizontal o vertical y por donde se une a las otras piezas.
Mantiene el forro de terciopelo negro para minimizar los reflejos internos, en la línea de las mejores.
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