VOIGTLÄNDER BESSA-L |
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Texto y fotos: Hugo Rodríguez, profesor de técnica fotográfica. Sin duda, son muchas las características que hacen especial y diferente a esta cámara, empezando por su concepción y terminando por su historia. Siempre es una alegría que una vieja firma relacionada íntimamente con buenos aparatos fotográficos y que realizó la hazaña de sacar al mercado el primer objetivo zoom, vuelva "a las andadas". Seguro que continuarán sorprendiéndonos... El cuerpo Ya a primera vista, la Bessa-L llama la atención porque su forma y diseño no encajan con lo que sería una réflex moderna. Pero lo más curioso es que tampoco se parece a una compacta, ni a una digital, ni a ninguna otra cámara moderna. No es nada habitual en estos tiempos ver un cuerpo con mandos totalmente manuales y todas esas trazas del pasado. Tan sólo se le puede encontrar parecido con las escasas cámaras telemétricas actuales, pero resulta que la Bessa-L no lleva ni visor ni telémetro...
El cuerpo está construido de metal y recubierto de plástico tanto en la parte superior como en la inferior. El diseño se asemeja mucho a una cámara réflex de 35mm a la que le hubieran recortado parte superior, quitando el visor de pentaprisma. Ésta es la característica que la hace única, puesto que no lleva ningún tipo de visor incorporado, sino que se adquieren junto al objetivo correspondiente. Lo que está claro es que no es algo usual esto de tener con cada objetivo su visor, aunque así se consiguen eliminar los problemas de diseño de objetivos angulares, ya que de ésta manera tienen un diseño simétrico, que da mayor calidad que los de diseño retrofoco. En realidad no es debido al visor, claro está, sino que al utilizar este sistema se prescinde del espejo réflex, que es el verdadero problema. El objetivo que hemos probado es el Super wide- Heliar 15mm f: 4,5 Aspherical, que efectivamente tiene un diseño simétrico, además de una distancia focal que da mucho, pero que mucho juego... Además podemos encontrar el Snapshot- Skopar 25mm f: 4, que también es una focal bastante interesante. Ambos están realizados en metal, y cuentan con escala de profundidad de campo y parasol incorporado, además de - por supuesto- los aros de enfoque y diafragma. El Skopar de 25mm, tiene además una pequeña palanca unida al aro de enfoque, para ayudarse en el manejo del enfoque con un solo dedo, al estilo de aquellos antiguos objetivos...
En la parte superior encontramos prácticamente todos los controles, que no tienen mayor complicación, pues son los típicos de las cámaras manuales y en su colocación usual. A la derecha tenemos el disco de velocidades, con velocidades comprendidas entre 1/ 2000 y 1" más posición B. El obturador es completamente manual y la velocidad sincro, que viene marcada en rojo, es de 1/ 125. El giro del disco está duro y no se puede realizar con un solo dedo, como sería deseable. La cámara incorpora una zapata de flash, pero curiosamente está destinada exclusivamente a sujetar el visor, no para el flash. Si se quiere usar el flash, se conecta mediante cable al conector que está situado a la izquierda del disco de sensibilidades y una de dos: o se sujeta a mano o se fija mediante una regleta o similar a la rosca de trípode... A su lado tenemos el botón disparador, de dos posiciones (fotómetro y disparo) y que cuenta con rosca para cable disparador manual. La palanca de avance de la película se puede dejar completamente plegada, con lo que bloquea el botón de disparo, o ligeramente "abierta" y con la cámara preparada para el disparo.
En la parte frontal, tan sólo encontramos el mando del autodisparador de 10", también mecánico, como todo en la Bessa-L. El peculiar fotómetro El fotómetro de la Bessa-L es un tanto diferente... La medición es ponderada al centro, como en muchas otras cámaras. Hasta aquí todo normal. Pero resulta que es TTL, y no como suelen ser los de las cámaras corrientes, sino que la medición se hace sobre la propia cortinilla del obturador, similar al sistema de medición de flash TTL. La Pentax LX y algunos modelos de Olympus comparten un sistema similar. Los indicadores del fotómetro, al existir un visor incorporado, se tienen que mostrar externamente a la vista de todo el mundo, vaya- y están situados justo al lado del disco de sensibilidades, en posición inclinada, para poder observarlos cómodamente. Sin duda tampoco esto es algo muy corriente.
Conclusión Nos encontramos frente a una de esas cámaras que bien podían ir directamente a parar a las vitrinas de un coleccionista, pero eso sería poner cadenas a una creatividad que "trae de serie" esta cámara para infundir a su afortunado poseedor. Todos aquellos que gusten del sabor de lo manual 100x100, y de las buenas ópticas, sobre todo en angulares, disfrutarán , no sólo al conocer la Voigtländer Bessa-L, sino que además podrán conseguirla por un precio mucho menor del que se esperan. Lo que desde luego es innegable es que viene cargada de aires de otros tiempos... |