Texto y fotos: Hugo Rodríguez.
Profesor de técnica fotográfica.
Con un primer vistazo a esta cámara,
seguro que muchos piensan que se trata de un nuevo modelo de aficionado
con un diseño innovador, eso si, y que no aporta nada nuevo. Y
estarán equivocados: se trata del resultado de una concienzuda
reflexión sobre como debe ser una cámara que satisfaga totalmente
al usuario, principalmente por lo sencillo que es utilizar sus avanzadas
prestaciones.
Todo es igual, pero diferente
La Pentax MZ-S es una apuesta arriesgada,
que duda cabe, pero muy agradable. Se trata de una cámara de categoría
semiprofesional, aunque no lo parezca, y un servidor fue el primero en
sorprenderse. Es una curiosa mezcla de diseño innovador, estética
a lo Leica R8, tamaño de Pentax MZ-30, y manejo a caballo entre
una Canon T-90 y una Minolta Dynax 9. Curiosa mezcla, sin duda, en la
que ha predominado el sentido común y no el sensacionalismo o la
espectacularidad. Todo en la MZ-S ha pasado por la censura de la razón.
Se puede definir como una cámara de modernas prestaciones pensada
para de forma que todas sus funciones sean muy fácilmente utilizables
y en la que se han omitido todas aquellas que, o requieren de "profundos
conocimientos de física" para utilizarse o solo sirven para
que la publicidad muestre cifras espectaculares. Con esto no quiero decir
que otros modelos con características que luego nadie o casi aprovecha
utiliza sean malos, pero el concepto es muy diferente, como se puede ver.
Eso si, el precio es elevado para lo que en principio aparenta costar.
El cuerpo
Para
comenzar bien, el cuerpo es completamente metálico, a excepción
del respaldo que es de plástico (policarbonato), y se nota rápidamente
por su tacto frío. Su peso es muy contenido y sus dimensiones son
muy pequeñas, casi como las de una réflex de aficionado
de gama baja, y esto es lo que más confundido deja a uno al principio.
Las "Pros" o "semi-pros" nunca han destacado precisamente
en estos aspectos. Tanto la bayoneta como las guías de la película
son también de metal, como era de esperar.
Su diseño es realmente moderno, con un pentaprisma que casi "plano"
y una equilibrada mezcla de curvas y ángulos que recuerda a la
Leica R8, aunque salvando las diferencias.
A los mandos
Su diseño tiene tal limpieza de
líneas y es realmente tan sencilla de utilizar que sorprende. Nada
de menús en pantalla con opciones y subopciones. Todo, absolutamente
todo, está a la vista y se maneja con su mando correspondiente.
Cada función tiene su mando, y cada mando solo una función.
Comenzando
por la zona superior izquierda, tenemos un solo disco giratorio con el
que seleccionamos la compensación, en medios, desde -3 hasta +3.
En el mismo mando, hay 3 posiciones para controlar otros factores, a saber:
"ISO" para la sensibilidad, "PF" para las funciones
personalizables (y esta es prácticamente la única característica
"complicada" de la MZ-S) y, por ultimo, "D" para.
Para poder cambiar la posición del disco hay que desbloquearlo,
cosa sencillísima ya que con la postura natural de la mano para
girarlo y aplicando un poquito más de fuerza sobre el botón
de desbloqueo ya introducimos la compensación. Al lado de este
mando, tan solo hay un botón que despliega el flash retráctil.
En el lado derecho, tenemos varios controles y mandos. El más llamativo
es un curioso dial con una pantalla LCD incorporada, que vendría
a ser el dial principal, con el que controlamos las velocidades tanto
en manual como en prioridad de obturador. Se maneja muy cómodamente
con el pulgar derecho. Uno de los puntos destacados de la MZ-S es la sencillez
con la que se cambia de modo de exposición. Realmente es tan sencillo
que si no se conoce la forma de hacerlo, se puede pasar uno un buen rato
buscando infructuosamente el botón "mode", que no existe.
Estando en modo manual, al girar el diafragma, cambiamos su valor y al
girar el dial, la velocidad; hasta aquí nada diferente. Pulsando
el botón verde, cambiamos a automatismo; ¿cuál? pues
el único posible con esta configuración: prioridad de diafragma.
A partir de este momento, si giramos el diafragma modificamos su valor
dentro del automatismo, pero si giramos el dial, modificamos la velocidad
y retornamos automáticamente al modo manual sin necesidad de ningún
botón ni selector más. Cambiar
al modo prioridad de obturador es tan sencillo como cerrar el diafragma
hasta la posición "auto", y pasar de aquí al modo
programa es tan simple como pulsar de nuevo el botón verde (que,
por cierto, esta muy bien situado a mano del dedo índice derecho).
En esta situación, girar el dial implica retornar al modo prioridad
de obturador y cambiar la velocidad de obturación. Lo que no se
puede hacer (todo tiene sus inconvenientes) es utilizar equivalencias
dentro del programa, es decir, desplazarnos dentro del programa (a este
modo se le suele llamar programa desplazable).
Junto a este dial principal, hay una serie de botones y selectores con
funciones muy claras e igual de sencillas de usar. El primero es el que
está situado más arriba, que nos permite seleccionar los
diferentes modos de avance de la película: foto a foto, autodisparador,
ráfagas (de hasta 3 fps) y multiexposición. El selector
es muy pequeño, pero cómodo y fácil de usar ya que
no requiere de complicadas peripecias manuales ni de uñas: con
el mismo pulgar derecho se maneja perfectamente. Es más, su diseño
y ergonomía los calificaría, como de lo mejor que he probado:
pequeño, discreto, funcional, rápido y cómodo. De
igual diseño es el que está situado bajo aquél, aunque
en este caso éste sirve para elegir el modo de medición,
entre las 3 opciones comunes: matricial, puntual y central. Es una pena
que no se pueda hacer coincidir la medición puntual con el punto
de enfoque. Mas abajo, el deslizador "hold" permite bloquear
el ajuste involuntario del dial principal, el botón "AE-L"
bloquear la medición para recomponer, por ejemplo, y el botón
que lleva el símbolo de una bombilla, es evidente que ilumina la
pantalla LCD (por electroluminiscencia y de color aproximadamente verde
menta).
En
el frontal de la cámara, encontramos el botón disparador
con el selector "on-off" integrado en el mismo y otro detalle
curioso: no aparece el botón típico de comprobación
de la profundidad de campo en su situación habitual, porque también
está integrado en el botón disparador. Gracias a ello, se
ha situado el selector de la zona de enfoque allá donde se suele
estar típicamente situado el mando de la profundidad de campo.
Es una decisión de diseño bien pensada y desarrollada. Comprobar
la profundidad de campo es muy rápido y cómodo (aunque algo
ruidoso, como viene siendo norma últimamente). Elegir el punto
de enfoque, por otro lado, o dejar que lo haga la cámara automáticamente
es pan comido, y sin necesidad de utilizar otro botón o pulsador
o retirar la vista del visor como ocurre en otros modelos.
Al otro lado de la bayoneta, el interruptor del autofoco nos permite elegir
entre el foco único o el de seguimiento, asi como foco manual.
La velocidad del autofoco es similar a otros modelos de Pentax y, aunque
ha mejorado, sigue adoleciendo de "titubeos" ocasionales.
Por ultimo, el botón situado por encima de este selector nos permite
elegir los modos de flash normal, reducción de ojos rojos, "W"
y "HS" o sincro FP. Este ultimo modo solo es compatible, como
es de suponer, con unidades específicas de Pentax o dedicadas.
El visor
En el visor no se aprecian grandes cambios
con respecto a otros modelos de la firma japonesa. De hecho es prácticamente
igual en muchos de sus modelos. Eso si, en una cámara de esta categoría
no puede faltar un corrector de dioptrías, que encontramos justo
encima del ocular y que permite un ajuste de +/- 2 pasos.
Conclusión
LA Pentax MZ-S es una bocanada de aire
fresco para el mundo de las réflex tradicionales y un alarde del
mejor diseño, y no me refiero solamente al externo, sino a todo
lo que ello comporta: ergonomia, prestaciones, facilidad de uso, etc...
Es toda una demostración de buen hacer y un rotundo acierto por
parte de Pentax.
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