LEICA M6 0.85

Si hay una marca de cámaras que se lleva la palma por fabricar las cámaras más precisas y las ópticas de mejor calidad del mundo, ésa es Leica; y si hay una cámara representativa por excelencia de su filosofía, ésa es la Leica M. Este mes analizaremos todas y cada una de las prestaciones de la última versión de la legendaria serie M, la Leica M6 con visor de 0.85 aumentos.

Una estética con solera

La línea exterior de la M6 conserva el mismo aire que la primera de las cámaras fabricadas por la firma, la Ur-Leica. Mucho ha llovido desde entonces, desde luego, pero básicamente, la línea exterior y su filosofía son las mismas. La M6 actual congrega en sí misma todas las ideas que por aquel entonces tenía el famoso señor Barnack en la cabeza: una cámara ligera, robusta, con sólo lo esencial, de extraordinaria precisión y con prestaciones ópticas casi al límite de lo técnicamente realizable. Y, a juzgar por el producto, se puede decir que lo han conseguido.

¿Prestaciones? Las esenciales.

El cuerpo, realizado totalmente en metal, (y su peso lo confirma) es compacto y de una resistencia a toda prueba, así como de una longevidad extrema. Encontramos pocos mandos repartidos por la geografía de la M6, en la parte superior, la palanca de arrastre y carga de la película, el disparador, el contador de fotogramas, la zapata de flash y la manivela de rebobinado. En el disco de velocidades podemos ver que tiene un rango que va desde 1 segundo más posición B, hasta 1 / 1000. La velocidad de sincronización del flash es de 1 / 50 de segundo, algo baja para lo normal hoy día. Y encontramos una de las diferencias aquí con la M6 estándar, una posición más en el disco de velocidades, "OFF", que sirve para desconectar el funcionamiento de exposímetro. También el disco ha sufrido modificaciones: ahora es más grande y está más cerca del frontal de la cámara, facilitando así su manejo sin apartar el ojo del visor. El botón disparador lleva incorporado un zócalo para cable disparador de tipo universal. El tacto del disparador tiene realmente bien diferenciadas las posiciones de exposímetro y disparo. Según afirma el fabricante, el disparo del obturador tiene un retardo desde la pulsación del botón, de duración ¡diez veces menor! que una réflex autofoco moderna.

Muchas modificaciones sutiles

Otra de las innovaciones de la nueva M6 es la incorporación del sistema de flash TTL, compatible con el también nuevo flash Leica, diseñado específicamente para ésta. También es compatible con los flashes de la casa Metz con adaptadores SCA 3501, y dispone además de un agujerito para el anclaje de seguridad de las actuales zapatas SCA. Las guías de la zapata en la cámara son ahora de aluminio visto, no pintadas de negro, como en la anterior M6.

El frontal no ha tenido modificaciones en cuanto a nuevos mandos, pero si de pequeños detalles estéticos. La ventanilla translúcida, encargada de recoger luz para la correcta visión del encuadre en el visor, está ahora unos milímetros más abajo, coincidiendo su centro con la horizontal del centro del visor. En el visor, hay 2 bandas plateadas con una inscripción en la inferior –0.85- que se refiere al aumento del visor, y destinadas a aumentar la visibilidad de las indicaciones del exposímetro en el visor, cuando nos encontramos ante sujetos muy luminosos. La nueva M6 es un poco más grande que la anterior, concretamente 2,5 milímetros más alta y 40 gramos más pesada, que suponemos debido al sistema de flash TTL.

Otro pequeño detalle que ha cambiado es el botón de desbloqueo del objetivo, antes llevaba un punto rojo, ahora ya no.

El visor, una de las características mas destacables de la M6, no es de tipo réflex, y por tanto no tiene sus ventajas, pero añade otras muy interesantes y más acordes con la filosofía de la M6. Tiene una luminosidad muy elevada y muestra las marcas de encuadre del objetivo colocado en ese momento sin tener que tocar ninguna palanca o similar, es automático y además con corrección de paralelaje también automática. La verdad es que no es algo nuevo en absoluto, pues ya lo incorporaba la Leica M3 (comentada en el número anterior). A la derecha del objetivo – según se mira de frente- hay una palanca que cumple una función muy curiosa a la vez que tremendamente útil, se trata del cambio de marcas de encuadre en el visor. Si estamos fotografiando con el 50mm (por ejemplo), llevando esta palanca a un lado u otro, podremos ver en el visor las marcas de encuadre de 35 y 135mm (a la derecha) y 90mm (a la izquierda) lo que nos ayuda a decidir, y en su caso cambiar a la focal más adecuada a nuestros gustos en ese caso concreto. Una idea excelente, desde luego. En la posición normal, encontramos en el visor las marcas de encuadre para 50 y 75mm. Otra ventaja añadida es que siempre podemos ver lo que está a punto de entrar o de salir en la foto, imposible por concepto en una réflex. Las marcas de encuadre son –cómo no- muy precisas y no se "mueven" aunque el ojo no esté correctamente centrado con el visor.

Manejo

La carga de la película se efectúa por la parte inferior de la cámara, retirando la carcasa inferior del cuerpo. Una vez colocada se puede comprobar la correcta colocación y alineación de la película abriendo la tapa trasera. La escala de sensibilidades está situada en dicha tapa y se acciona presionando sobre ella para luego girarla hasta la posición deseada. La gama de sensibilidades, graduada en 1 /3 de paso abarca desde ISO 6 a 6400 y también se indica en la escala DIN.

Pulsando ligeramente el botón disparador, se encienden en el visor un indicador luminoso que nos informa sobre la medición: si es un triángulo apuntando a la izquierda (subexposición) deberemos girar en este sentido el aro del diafragma y/o el disco de velocidades hasta llegar a la exposición correcta, cosa que ocurre cuando desaparece el triángulo y se ilumina un circulo. Es un sistema muy sencillo e intuitivo al que es muy fácil acostumbrarse, pero tiene el inconveniente de no poder conocer la velocidad y el diafragma en uso sin tener que apartar el ojo del visor. Si no está armado el obturador, o lo que es lo mismo, no está lista para disparar, no se activará el exposímetro, cumpliendo otra función: la de "aviso: la cámara no está cargada".

El obturador de la M6 es de cortinillas de recorrido horizontal, lo que explica su velocidad sincro de flash y la compacidad –en altura- del cuerpo. Una de ellas lleva impreso un circulo blanco en el centro, destinado a reflejar más luz y que ésta la capte el sensor de medición puntual TTL. El circulo, de 12mm de diámetro, corresponde a un 13 % de la imagen, cosa que se debería definir como medición parcial, más que puntual. Al ser TTL, sea cual sea el objetivo colocado siempre cubrirá el mismo área del fotograma. Según afirma Leica, la sensibilidad espectral del sensor TTL es muy similar a la del ojo humano.

Conclusión

La nueva Leica M6 TTL incorpora ahora el sistema de flash TTL que aumentará su versatilidad y rapidez de disparo enormemente en las fotografías con flash, lo cual era posiblemente una de las poquísimas "asignaturas pendientes". Ahora sólo falta que algún día añada la información de velocidad y diafragma en el visor.

Gracias a su tamaño compacto, su funcionamiento silencioso, sus extraordinarios objetivos – tanto óptica como mecánicamente- y a la precisión, resistencia y durabilidad del cuerpo, podemos decir que tenemos ante nosotros a la cámara que más toneladas de tinta ha hecho gastar, más sueños ha despertado y en definitiva la cámara – posiblemente- más especial de cuantas han "poblado" el panorama fotográfico hasta el día de hoy.

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