Canon EOS 30 y 33: El relevo

Acabamos de ser espectadores del relevo que Canon ha dado a sus conocidas EOS-50 y 50E con las nuevas EOS 30 (en vez de 30E) y 33. Toman lo que ofrecían aquellas e incorporan nuevas prestaciones, sobre todo en el apartado medición y autofoco.

El cuerpo

A diferencia de la mayoría de cámaras modernas (dentro metal, fuera plástico) las novísimas EOS 30 y 33 son del (nuevo) tipo dentro plástico, fuera metal. Al principio uno se lleva una muy buena impresión al comprobar que una cámara moderna de gama alta no tiene cuerpo de policarbonato (plástico), como viene siendo lo común hoy día. En cambio, viene vestida de un elegante aluminio negro por toda la parte superior. La montura para el objetivo es, asimismo, de metal. Poco después, cuando uno observa que las guías de la película son de plástico, se lleva un pequeño chasco. Pero puede que sea una buena solución, ya que en este segmento de cámaras no se necesita una buena robustez en el interior; sí en cambio que esté protegida de golpes externos, pero eso sí, la montura del objetivo ha de ser de metal. Y así es, se ha conseguido un buen equilibrio: poco peso y buena robustez.

A los mandos...

Poco a poco parece que los fabricantes se están dando cuenta que sembrar la cámara de pulsadores secuenciales que acceden a menús no es siempre lo que más agrada a los fotógrafos, tanto amateurs como profesionales. Sí en cambio los diales giratorios con varias posiciones, que resultan mucho más intuitivos, rápidos y sencillos de manejar (de entrada no hace falta tener uñas). Además del conocido dial Canon con los modos manual, programa, prioridades y demás opciones, ahora las EOS 30 y 33 llevan uno más, el C.Fn. Y, por supuesto, los diales frontal y posterior para seleccionar velocidad y diafragma respectivamente. Con 5 diales en total en la parte superior y un solo botón, el de disparo, el manejo de las principales funciones de éstas cámaras es bastante rápido e intuitivo. Además, y desgraciadamente no es nada frecuente, los diales no son minúsculos, sino que tienen el tamaño adecuado para manejarse con suma facilidad.
En la parte superior izquierda se encuentra el dial antes comentado con las mismas funciones que llevaban las EOS 50 más el modo programado nocturno y el acceso a las funciones personalizadas. El dial lleva un seguro para evitar para evitar encender la cámara accidentalmente. Bajo este dial se encuentra un disco selector de 3 posiciones que permite seleccionar el autodisparador y el avance de la película fotograma a fotograma o continuo.
En el lado derecho del pentaprisma, tenemos 2 discos (uno sólo en la EOS 33), la pantalla digital y dos pulsadores a mano del pulgar derecho. El disco pequeño sólo presente en la EOS 30 se encarga de las funciones relativas al sistema de control ocular y tiene 3 posiciones: una desconecta el sistema, otra lo activa y la última entra en la función de calibración, para que la cámara reconozca el ojo de su propietario o el del usuario actual (permite memorizar 5 ajustes diferentes). El sistema de control por el ojo funciona bastante bien y esta vez hemos de felicitar a Canon porque ya no yerra tan a menudo como ocurría con modelos anteriores. Es rápida y certera iluminando el punto de enfoque al que se mira en el visor.
El otro dial, se encuentra exactamente en la misma posición y ofrece las mismas funciones que su predecesora la EOS 50: los 3 modos de funcionamiento del autofoco: "one shot" o foco único, "AI focus" o foco automático y "AI servo" o foco continuo. El primero es el estándar, el tercero mantiene enfocados a los sujetos en movimiento y el segundo alterna automáticamente entre ambos.
En la pantalla de cristal líquido la información es abundante: velocidad y diafragma seleccionados (se modifican en 1/ 2 pasos), tipo de medición, nivel de carga de la batería, punto de enfoque seleccionado, tipo de enfoque (manual o automático), escala del fotómetro, número de fotograma además de otras funciones.
Dos pulsadores situados a la altura del pulgar derecho permiten, uno, elegir el punto de enfoque y, el otro, el bloqueo de exposición y el acceso a las funciones personalizadas. El primero permite elegir de entre los 7 puntos de enfoque de que dispone la EOS 30, o por el contrario dejar que sea la propia cámara la que escoja cual utilizar. Evidentemente funciona si no hemos activado el control por el ojo; en este caso el punto se selecciona simplemente mirándolo. El otro botón da acceso a las 13 funciones personalizadas, entre las que encontramos las diferentes velocidades de rebobinado, el cierre de espejo, la sincronización del flash a la cortina trasera o delantera, la medición relacionada con el foco o el parpadeo del punto de enfoque seleccionado en el visor. No se puede decir que le falte ninguna de las prestaciones esenciales, aunque puestos a pedir, si ofreciera la posibilidad de indicar el tiempo transcurrido cuando disparamos en "B", una posición "T" y la posibilidad regular el tiempo del autodisparador sería perfecto.
Pasemos a la parte posterior. En ella encontramos el también conocido dial posterior, pero esta vez incorpora 4 botones dentro del mismo, indicando cada uno de ellos las 4 direcciones "cardinales" (arriba, abajo,...), que permiten cambiar el punto de enfoque seleccionado en la dirección deseada. Recordemos que el nuevo sistema autofoco cuenta con 7 puntos en cruz. Girando el dial -que se puede desconectar con el interruptor que lleva a un lado- con el pulgar variamos el diafragma.
Cerca de la ventanilla para la película hay 3 botones; el situado más arriba entra en el menú de funciones adicionales: cambio de ISO (de 6 a 6400), reducción de ojos rojos, avisador acústico, multiexposición (hasta 9 disparos), compensación del destello de flash (desde -2 hasta +2) y autobracketing (con separación desde 0,5 hasta 2 EV en 1/ 2 pasos). El manejo es muy sencillo, simplemente se pulsa el botón y en la pantalla nos muestra a cada pulsación la función seleccionada. Una vez escogida, y girando el dial principal entramos el ajuste y, finalmente, pulsamos el disparador a mitad de recorrido para confirmarlo. El segundo botón, siguiendo el mismo proceso, alterna entre los 3 tipos de medición: evaluativa (o matricial) de 35 zonas, ponderada al centro y parcial (o puntual, del 10% de la imagen) que se puede relacionar con el punto de enfoque gracias a una de las funciones personalizadas. El último de los 3 botones da comienzo, en cualquier momento, al rebobinado que, dicho sea de paso, puede dejar la punta de la película fuera gracias a una de las funciones personalizadas.
En el frontal hay pocos mandos, pero bien elegidos y situados: el botón para comprobar la profundidad de campo, muy bien situado de forma que se puede acceder a él en encuadre horizontal y vertical (y al pulsarlo no hace casi ruido, al contrario de otros modelos en los que parece que hemos disparado una foto), el iluminador de ayuda del autofoco y reductor de ojos rojos (muy pequeño y sorprendentemente potente) y, por ultimo, el botón para sacar el objetivo.
El sistema de flash es muy completo, matricial y se puede relacionar con la medición matricial evaluativa. Es un sistema avanzado que permite, con las unidades adecuadas, efectuar predestellos E-TTL y el nuevo y avanzado modo E-TTL HSS, disparo TTL con predestellos por encima de la velocidad sincro real. Además también se pueden disparar varios flashes sin cable con ratios de iluminación variable, pero sólo con los modelos de flash más modernos.

Visor y autofoco

Pocas cosas se le pueden achacar al magnífico visor de las EOS 30 y 33. Para comenzar el punto de mira es elevado (19,5 mm), lo cual permite una cómoda visión de todo el fotograma. La imagen es algo más luminosa de lo normal, y extraordinariamente nítida, incluso en la misma esquina, llegando al punto en que se puede enfocar utilizando la esquina para ello. El aumento del visor es uno de los pocos "peros", es tan solo de 0,7, lo cual produce una imagen pequeña que suponemos es debido a que incorpora toda la circuitería para el control de ojo. Sobre la pantalla de enfoque vemos los 7 puntos de enfoque, que se iluminan en el momento de enfocar automáticamente o al seleccionar uno de ellos manualmente, aunque también se puede personalizar la cámara para que no los ilumine. Y en la parte inferior del visor, se encuentra agrupada toda la información que las EOS 30 y 33 muestran, y que consta de: indicador de control por el ojo activado/desactivado, bloqueo de AE, flash listo, sincronización de flash FP (a alta velocidad), compensación de flash, velocidad (30"- 1/4000), diafragma, la escala analógica-digital de exposición (también muestra el nivel de compensación) y el indicador de enfocado. En resumen: buena luminosidad, información y excelente definición.

Conclusión

Se trata de una lógica evolución de las EOS 50/50E con innovaciones ya incorporadas en otros modelos superiores de la firma. Tal y como ya demostraron las EOS 50 y 50E, sus sucesoras las EOS 30 y 33 son cuerpos muy bien diseñados y equipados. Incorporan todas las prestaciones que un aficionado avanzado busca y algunas más, sin ninguna "fisura" importante y haciendo gala de una tecnología muy avanzada y un diseño muy elegante a la vez que ergonómico, lógico y moderno. Canon, sin duda, tiene mucho que decir en el segmento de las réflex de gama alta, como ha vuelto a demostrar.

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