Texto y fotos: Hugo Rodríguez.
Profesor de técnica fotográfica.
Acabamos de ser espectadores del relevo
que Canon ha dado a sus conocidas EOS-50 y 50E con las nuevas EOS 30 (en
vez de 30E) y 33. Toman lo que ofrecían aquellas e incorporan nuevas
prestaciones, sobre todo en el apartado medición y autofoco.
El cuerpo
A diferencia de la mayoría de cámaras
modernas (dentro metal, fuera plástico) las novísimas EOS
30 y 33 son del (nuevo) tipo dentro plástico, fuera metal. Al principio
uno se lleva una muy buena impresión al comprobar que una cámara
moderna de gama alta no tiene cuerpo de policarbonato (plástico),
como viene siendo lo común hoy día. En cambio, viene vestida
de un elegante aluminio negro por toda la parte superior. La montura para
el objetivo es, asimismo, de metal. Poco después, cuando uno observa
que las guías de la película son de plástico, se
lleva un pequeño chasco. Pero puede que sea una buena solución,
ya que en este segmento de cámaras no se necesita una buena robustez
en el interior; sí en cambio que esté protegida de golpes
externos, pero eso sí, la montura del objetivo ha de ser de metal.
Y así es, se ha conseguido un buen equilibrio: poco peso y buena
robustez.
A los mandos...
Poco a poco parece que los fabricantes
se están dando cuenta que sembrar la cámara de pulsadores
secuenciales que acceden a menús no es siempre lo que más
agrada a los fotógrafos, tanto amateurs como profesionales. Sí
en cambio los diales giratorios con varias posiciones, que resultan mucho
más intuitivos, rápidos y sencillos de manejar (de entrada
no hace falta tener uñas). Además del conocido dial Canon
con los modos manual, programa, prioridades y demás opciones, ahora
las EOS 30 y 33 llevan uno más, el C.Fn. Y, por supuesto, los diales
frontal y posterior para seleccionar velocidad y diafragma respectivamente.
Con 5 diales en total en la parte superior y un solo botón, el
de disparo, el manejo de las principales funciones de éstas cámaras
es bastante rápido e intuitivo. Además, y desgraciadamente
no es nada frecuente, los diales no son minúsculos, sino que tienen
el tamaño adecuado para manejarse con suma facilidad.
En la parte superior izquierda se encuentra el dial antes comentado con
las mismas funciones que llevaban las EOS 50 más el modo programado
nocturno y el acceso a las funciones personalizadas. El dial lleva un
seguro para evitar para evitar encender la cámara accidentalmente.
Bajo este dial se encuentra un disco selector de 3 posiciones que permite
seleccionar el autodisparador y el avance de la película fotograma
a fotograma o continuo.
En el lado derecho del pentaprisma, tenemos 2 discos (uno sólo
en la EOS 33), la pantalla digital y dos pulsadores a mano del pulgar
derecho. El disco pequeño sólo presente en la EOS 30 se
encarga de las funciones relativas al sistema de control ocular y tiene
3 posiciones: una desconecta el sistema, otra lo activa y la última
entra en la función de calibración, para que la cámara
reconozca el ojo de su propietario o el del usuario actual (permite memorizar
5 ajustes diferentes). El sistema de control por el ojo funciona bastante
bien y esta vez hemos de felicitar a Canon porque ya no yerra tan a menudo
como ocurría con modelos anteriores. Es rápida y certera
iluminando el punto de enfoque al que se mira en el visor.
El otro dial, se encuentra exactamente en la misma posición y ofrece
las mismas funciones que su predecesora la EOS 50: los 3 modos de funcionamiento
del autofoco: "one shot" o foco único, "AI focus"
o foco automático y "AI servo" o foco continuo. El primero
es el estándar, el tercero mantiene enfocados a los sujetos en
movimiento y el segundo alterna automáticamente entre ambos.
En
la pantalla de cristal líquido la información es abundante:
velocidad y diafragma seleccionados (se modifican en 1/ 2 pasos), tipo
de medición, nivel de carga de la batería, punto de enfoque
seleccionado, tipo de enfoque (manual o automático), escala del
fotómetro, número de fotograma además de otras funciones.
Dos pulsadores situados a la altura del pulgar derecho permiten, uno,
elegir el punto de enfoque y, el otro, el bloqueo de exposición
y el acceso a las funciones personalizadas. El primero permite elegir
de entre los 7 puntos de enfoque de que dispone la EOS 30, o por el contrario
dejar que sea la propia cámara la que escoja cual utilizar. Evidentemente
funciona si no hemos activado el control por el ojo; en este caso el punto
se selecciona simplemente mirándolo. El otro botón da acceso
a las 13 funciones personalizadas, entre las que encontramos las diferentes
velocidades de rebobinado, el cierre de espejo, la sincronización
del flash a la cortina trasera o delantera, la medición relacionada
con el foco o el parpadeo del punto de enfoque seleccionado en el visor.
No se puede decir que le falte ninguna de las prestaciones esenciales,
aunque puestos a pedir, si ofreciera la posibilidad de indicar el tiempo
transcurrido cuando disparamos en "B", una posición "T"
y la posibilidad regular el tiempo del autodisparador sería perfecto.
Pasemos a la parte posterior. En ella encontramos el también conocido
dial posterior, pero esta vez incorpora 4 botones dentro del mismo, indicando
cada uno de ellos las 4 direcciones "cardinales" (arriba, abajo,...),
que permiten cambiar el punto de enfoque seleccionado en la dirección
deseada. Recordemos que el nuevo sistema autofoco cuenta con 7 puntos
en cruz. Girando el dial -que se puede desconectar con el interruptor
que lleva a un lado- con el pulgar variamos el diafragma.
Cerca de la ventanilla para la película hay 3 botones; el situado
más arriba entra en el menú de funciones adicionales: cambio
de ISO (de 6 a 6400), reducción de ojos rojos, avisador acústico,
multiexposición (hasta 9 disparos), compensación del destello
de flash (desde -2 hasta +2) y autobracketing (con separación desde
0,5 hasta 2 EV en 1/ 2 pasos). El manejo es muy sencillo, simplemente
se pulsa el botón y en la pantalla nos muestra a cada pulsación
la función seleccionada. Una vez escogida, y girando el dial principal
entramos el ajuste y, finalmente, pulsamos el disparador a mitad de recorrido
para confirmarlo. El segundo botón, siguiendo el mismo proceso,
alterna entre los 3 tipos de medición: evaluativa (o matricial)
de 35 zonas, ponderada al centro y parcial (o puntual, del 10% de la imagen)
que se puede relacionar con el punto de enfoque gracias a una de las funciones
personalizadas. El último de los 3 botones da comienzo, en cualquier
momento, al rebobinado que, dicho sea de paso, puede dejar la punta de
la película fuera gracias a una de las funciones personalizadas.
En el frontal hay pocos mandos, pero bien elegidos y situados: el botón
para comprobar la profundidad de campo, muy bien situado de forma que
se puede acceder a él en encuadre horizontal y vertical (y al pulsarlo
no hace casi ruido, al contrario de otros modelos en los que parece que
hemos disparado una foto), el iluminador de ayuda del autofoco y reductor
de ojos rojos (muy pequeño y sorprendentemente potente) y, por
ultimo, el botón para sacar el objetivo.
El sistema de flash es muy completo, matricial y se puede relacionar con
la medición matricial evaluativa. Es un sistema avanzado que permite,
con las unidades adecuadas, efectuar predestellos E-TTL y el nuevo y avanzado
modo E-TTL HSS, disparo TTL con predestellos por encima de la velocidad
sincro real. Además también se pueden disparar varios flashes
sin cable con ratios de iluminación variable, pero sólo
con los modelos de flash más modernos.
Visor y autofoco
Pocas cosas se le pueden achacar al magnífico
visor de las EOS 30 y 33. Para comenzar el punto de mira es elevado (19,5
mm), lo cual permite una cómoda visión de todo el fotograma.
La imagen es algo más luminosa de lo normal, y extraordinariamente
nítida, incluso en la misma esquina, llegando al punto en que se
puede enfocar utilizando la esquina para ello. El aumento del visor es
uno de los pocos "peros", es tan solo de 0,7, lo cual produce
una imagen pequeña que suponemos es debido a que incorpora toda
la circuitería para el control de ojo. Sobre la pantalla de enfoque
vemos los 7 puntos de enfoque, que se iluminan en el momento de enfocar
automáticamente o al seleccionar uno de ellos manualmente, aunque
también se puede personalizar la cámara para que no los
ilumine. Y en la parte inferior del visor, se encuentra agrupada toda
la información que las EOS 30 y 33 muestran, y que consta de: indicador
de control por el ojo activado/desactivado, bloqueo de AE, flash listo,
sincronización de flash FP (a alta velocidad), compensación
de flash, velocidad (30"- 1/4000), diafragma, la escala analógica-digital
de exposición (también muestra el nivel de compensación)
y el indicador de enfocado. En resumen: buena luminosidad, información
y excelente definición.
Conclusión
Se trata de una lógica evolución
de las EOS 50/50E con innovaciones ya incorporadas en otros modelos superiores
de la firma. Tal y como ya demostraron las EOS 50 y 50E, sus sucesoras
las EOS 30 y 33 son cuerpos muy bien diseñados y equipados. Incorporan
todas las prestaciones que un aficionado avanzado busca y algunas más,
sin ninguna "fisura" importante y haciendo gala de una tecnología
muy avanzada y un diseño muy elegante a la vez que ergonómico,
lógico y moderno. Canon, sin duda, tiene mucho que decir en el
segmento de las réflex de gama alta, como ha vuelto a demostrar.
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